A lo largo de estas páginas se podrá palpar la primacía que en el proceso de unión tiene la acción de Dios, y que al ser humano se le pide sólo la apertura a la gracia y a los caminos que el mismo Dios elige, dejándose llevar en total docilidad, acogida y confianza, lo que en una palabra podríamos llamar, ´ser total aceptación´ como lo fue la Virgen María con su Fiat a lo largo de toda su vida.